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El próximo día 6 de julio de 2011, tendrá lugar la “Cesta de Aprendizajes (CdA): Sistematización de Experiencias en Cooperación al Desarrollo” en la Universidad Politécnica de Valencia. La dinamización de la sesión de trabajo presencial correrá a cargo de Óscar Jara, y se contará además con la presencia y dinamización on-line de Pablo Rodríguez Bilella.

La sesión de trabajo de la tarde, que tendrá lugar a las 4 p.m. hora española, podrá ser seguida en directo a través de este enlace. Una vez en el entorno virtual, se podrá acceder a la sesión sin necesidad de alta previa al introducir un nombre de usuario en la opción “invitado”. Para dinamización on-line en twitter durante toda la CdA se usará el hastag #sistv.

El término Cesta de Aprendizajes (CdA) se ha acuñado para definir un formato de grupo de trabajo donde cada una de las personas participantes comparte con el resto de asistentes su experiencia en relación a la temática, con una dinámica y un orden de las cosas que se construye en el propio proceso a partir de una creación colectiva.

Bajo este formato, se trabajará con un reducido grupo de asistentes -miembros de ONGD- para poner en común los mecanismos con los que cuentan a nivel institucional para aprender de los procesos que acompañan y profundizar sobre las posibilidades que ofrece la Sistematización de Experiencias en este contexto.

Óscar Jara es educador popular. En la actualidad ejerce como Director del Centro de Estudios y Publicaciones ALFORJA. Oscar es, sin lugar a dudas, la principal referencia en la metodología y la praxis del enfoque de Sistematización de Experiencias en Latinoamérica. Ha participado como educador y facilitador en procesos sociales durante más de 30 años, experiencia que refleja en la abundante bibliografía que ha venido publicando, en la que revisa tanto aspectos teóricos y metodológicos como, sobre todo, reflexiones desde la experiencia.

Pablo Rodríguez Bilella es Profesor de la cátedra “Antropología Social y Cultural”, en la carrera de Trabajo Social, FACSO, Universidad Nacional de San Juan y miembro del Comité Ejecutivo de la Red de Seguimiento, Evaluación y Sistematización de América Latina y el Caribe (ReLAC), así como del Board de la International Organization for Cooperation in Evaluation (IOCE).

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Estos días andamos por el Ecuador con varias actividades de Evaluación en marcha. Una de ellas, una colaboración con los amigos y amigas del PNUD, en un interesante programa que quizá conozcan, pero que si no es el caso, les animo a echar un ojo: se trata del programa ART (Articulación de Redes Territoriales). Pueden consultar el modelo general aquí, y el caso particular de Ecuador aquí.

Andamos escasos de poesía, de innovaciones, de riesgo, en esto de la Evaluación, así que cruzarse con locos que se echan al ruedo e intentan ver esto del trabajo en desarrollo desde otra óptica, sinceramente se agradece. Hemos estado hablando mucho sobre el seguimiento y la evaluación. En particular lo primero, pero dado que en el programa hay un importante componente de apoyo a procesos, el seguimiento vira (o debería) hacia el intento de capturar los logros que las pequeñas intervenciones consensuadas entre actores locales van alcanzando.

Hemos discutido muchas cosas estos días con compañeros y compañeras que trabajan el día a día de la política pública local en lo más terrenal, y fruto de ello me surgen interrogantes/reflexiones que comparto:

a) Abro los ojos ante la articulación/coordinación/concertación. Sin duda la mejor de las estrategias para resolver viejos problemas. Lanzo un mensaje, en especial para los más heterodoxos/progres/antimétodo: el hábito no hace al monje y esta es una buena muestra. LA articulación de actores en el territorio creo que resuelve en buena parte las simplificaciones que cometemos constantemente al diseñar programas con herramientas orientadas por objetivos, orientadas a resultados, modelos lógicos o como buenamente le quieran ustedes llamar. No es tanto problema de la herramienta (que obviamente, en tanto que herramienta, tiene sus limitaciones y en este caso probablemente el límite elástico -por aquello de la flexibilidad que claman sus detractores- sea sin duda más corto). Es problema de usar ésta (o cualquier herramienta) y pensar en solucionar un problema complejo SIN TENER EN CUENTA AL RESTO DE ACTORES, que en una aproximación más sistémica, son entidades con alto grado de autonomía e intereses y mandatos no necesariamente alineados.

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b) Siguiendo con el argumento, ¿qué utilidad tendría un enfoque articulado de Evaluación? Pienso en una doble vía: que hay de bueno en la articulación para alimentar la evaluación, y viceversa. En el primer caso, un enfoque coordinado implicaría directamente réditos tan apetecibles como: menores costes y tiempos, mayor riqueza de información, aproximación más certera a la complejidad del hecho evaluado, y la guinda del pastel, una mayor probabilidad de incorporación de aprendizajes en el centro de la gestión de cada actor. En la vista opuesta: en un enfoque articulado de trabajo, la evaluación necesariamente debe decantarse hacia un enfoque formativo, una marcada orientación al aprendizaje social.

c) Todo suena a música celestial. Bajemos un poco al mundo real. ¿Qué nos hace falta para orientarnos de este modo? Si bien es cierto que hay técnicas y herramientas de evaluación disponibles para dar y vender, necesitamos una primera barrida para buscar las más apropiadas. Esto es un trabajo pendiente, y que sin poder prometer ahora que lo abordaremos, es sin duda una tentación. Apunto claves casi, casi, hablando en voz alta:

  • Necesitamos enfoques/herramientas que capturen complejidad: así que chao, chao diseños experimentales, fue bonito mientras duró 😉 Vámonos por aproximaciones en red (ARS) o herramientas cualitativas ad hoc para este tipo de intervenciones complejas (Cambio Más Significativo, MSC)
  • Necesitamos herramientas fuertemente apoyadas en la «iniciativa evaluativa» de los participantes: término casi imporvisado con el que quiero evitar decir «participativas». Pienso incluso en enfoques en los que sin el trabajo activo de los actores la herramienta simplemente no funciona, ni trucándola. Estoy pensando en Mapeo de Alcances, más su filosofía que su praxis.
  • Necesitamos definir qué es «exitoso» en términos de articulación y como darle valor. Quisiera no caer en la simplificación de anhelar «indicadores de articulación», aunque puede ser un paso para inocular este nuevo virus a sistemas enquistados (supongo que sería más fácil esto que decirle al PNUD que se deje de Gestión Basada en Resultados).

Veo mimbres, pero no sin cierto escepticismo. Así como creo que una iniciativa como la que he podido conocer más en detalle y compartir durante esto días es una buena muestra de que todavía hay esperanza, también me preocupa la atadura a las viejas prácticas que necesariamente mantiene (por su propia supervivencia, básicamente). Me refiero a los vicios de la cadena de la ayuda, los intereses de los donantes, la maquinaria burocrática del sistema, etc.

Ya comentamos en una entrada del pasado junio la presentación de una iniciativa de difusión de una evaluación participativa promovida por Ingeniería Sin Fronteras. Aprovechando este ejemplo, creo que puede ser interesante hacer un comentario en relación al uso de los medios audiovisuales en procesos de evaluación. En este caso, ISF presenta como «producto» de su evaluación, un DVD en el que presentan material sobre el proceso participativo de evaluación. Sin entrar en un análisis cinematográfico (cosa que me sería imposible, ya que no tengo ni la más remota idea), desde un punto de vista evaluativo el material genera varios interesantes aportes.

Por un lado, y según me comentan los responsables del diseño de este proceso (la consultora especializada TRELLAT), la documentación gráfica es en sí misma uno de los métodos de recolección de datos que refuerzan las diferentes técnicas participativas empleadas. Por otro lado, este medio pretende facilitar la comprensión de las valoraciones de los destinatarios de los proyectos evaluados por parte de las diferentes instituciones implicadas (incluídos los donantes, aunque en este caso siendo la financiera de los proyectos la que es, dudo mucho ni si quiera se tomen en interés de ver el material, ni por curiosidad).

Yo le añadiría uno más: fortalecimiento de capacidades de evaluación. Un material como este es perfecto para trabajar en formación de especialistas. Es un medio más rico de abordar, por ejemplo, esta evaluación como caso de estudio y reforzar conocimientos en un aula, tanto aspectos de metodología como de praxis real de las evaluaciones en campo. Sería bueno facilitar este tipo de materiales por medio de la red: licencia CC o colgar secuencias en Youtube podrían puntos muy a favor.

El uso de audiovisuales como herramienta participativa, por supuesto no es nuevo. Existe ya incluso estudios en profundidad sobre, por ejemplo, los aspectos cognitivos en el uso de herramientas de video (es decir, como al «grabar» intencionalmente una secuencia estamos dando una interpretación de lo que sucede en el contexto que se registra). Esto es especialmente importante en aplicaciones en las que son los propios destinatarios de los proyectos a evaluar los que «graban» cuestiones del proceso. Michael Patton en su libro «Creative Evaluation« ya mencionaba estas cuestiones, citando principalmente los trabajos en profundidad de Michael Scaife e Yvonne Rogers (un exhaustivo listado de sus publicaciones puede encontrarse aquí).

Este aspecto de «dar voz» es el que más me atrae de estos usos audiovisuales en procesos participativos. Esto, unido al hecho de que precisamente ahora los medios al alcance para socializar experiencias por medio de audio y video (la red, básicamente, con sus múltiples aplicaciones) son realmente potentes en cuanto a alcance se refiere, son razón suficiente para invertir más en ser creativos en nuestros procesos de evaluación. Como muestra, en esta página podéis ver ejemplos muy buenos de una ONG anglo-francesa (o franco-inglesa, como se prefiera) llamada Insight, dedicada a lo que ellos llaman el «Video Participativo». Recomiendo para quien quiera profundizar un poco más.

Y luego vendrá algún listillo con la cantinela de que estas cosas «no sirven para evaluar los criterios del CAD», que es lo que realmente importa…

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